Dentro de los ecosistemas encontramos una gran complejidad de organismos vivos tales como los planetas y los animales. Esta compleja formación de vida es especificada dentro de la cadena trófica de acuerdo a unas funciones específicas, tales como la alimentación y la reproducción.
Las plantas son organismos vivos que cumplen unas funciones específicas dentro de sus ecosistemas, algunas sirven como base de alimentación dentro de sus cadenas tróficas y otras han evolucionado naturalmente para convertirse en plantas carnívoras.
Las plantas carnívoras comprenden un amplio grupo, a los cuales se les conoce comúnmente como plantas insectívoras. Estas son plantas que obtienen parte o la mayoría de sus necesidades nutricionales (pero no de energía) mediante la captura y el consumo de animales y protozoos, normalmente insectos (además de otros artrópodos). Generalmente estas plantas crecen generalmente en lugares donde el suelo es pobre, en especial en nitrógeno, como las tierras ácidas pantanosas y los farallones rocosos.
Dentro de la larga historia evolutiva de los seres vivos en nuestro planeta podemos mirar este ejemplo como una verdadera proeza evolutiva la cual transforma los conceptos que plantean que todos los seres vivos comprendidos dentro del estudio de la flora son seres vivos de hábitos pasivos e inmóviles.
Se piensa que el hábito carnívoro ha evolucionado en, al menos, 11 linajes separados que se encuentran representados por más de una docena de géneros en cinco familias. Éstas incluyen alrededor de 630 especies que atraen y atrapan a sus presas, producen enzimas o bacterias digestivas y absorben los nutrientes resultantes. Además, más de 300 especies de plantas protocarnívoras en varios géneros muestran algunas, aunque no todas, de estas características.
Según una publicación científica realizada en la revista “Nature” demuestra que científicos descubrieron al estudiar los genomas de las plantas de la jarra y comparar sus fluidos que comen insectos con los de otras plantas carnívoras. Esta investigación descubrió que estas plantas carnívoras en todo el mundo han golpeado en la misma receta molecular mortal, a pesar de que están separados por millones De años de evolución.
Victor Albert, científico de genoma de plantas en la Universidad de Buffalo, Nueva York, quien co-dirigió el estudio se pronunció argumentando que:
“Estamos mirando realmente un caso clásico de evolución convergente” Además continuo hablando que debido al origen y la ubicación de la “jarras australiana” (Cephalotus follicularis) – nativa de una franja de costa en el suroeste de Australia donde se persive la ausencia en gran cantidad de algunos nutrientes lo que estas han buscado “ tratar de hacer es capturar nitrógeno y fósforo de sus presas.”
Esta proeza de la evolución plantea la posibilidad evolutiva de que un ser vivo vegetal como los arboles puedan desarrollar con el pasar del tiempo estrategias y mecanismos para capturar su alimentación mediante la depredación.