Un nuevo estudio genómico ha revelado por qué el calamar vampiro (Vampyroteuthis infernalis), una especie única entre los cefalópodos, mantiene un estado cromosómico sorprendentemente ancestral, a pesar de haber experimentado una enorme expansión en su tamaño genómico.
Un rompecabezas evolutivo
Los investigadores compararon el genoma del calamar vampiro con el de otros grupos de cefalópodos, como los octópodos y los decapodiformes (calamares y sepias). Esperaban encontrar especies con cromosomas intermedios o poco fusionados que ayudaran a reconstruir la historia evolutiva del grupo. Sin embargo, no hallaron esas formas “de transición”.
Esto llevó al equipo a concluir que no ocurrió una duplicación completa del genoma en los ancestros del calamar vampiro, descartando un fenómeno evolutivo que suele dejar señales claras en la organización cromosómica.
Comparaciones reveladoras dentro de los cefalópodos
Al analizar el cariotipo (la organización de los cromosomas) de diferentes especies de pulpos, encontraron:
- Eledone, un pulpo considerado basal, presentó translocaciones cromosómicas adicionales.
- Octopus vulgaris y Argonauta hians mostraron cariotipos más parecidos al de Vampyroteuthis, lo que sugiere que este último conserva una estructura más cercana al cariotipo ancestral del linaje.
Esto convierte al calamar vampiro en un “fósil viviente genómico”, un guardián de la arquitectura cromosómica original del grupo.
¿Por qué su genoma creció sin desordenarse?
En muchos animales, cuando el genoma aumenta de tamaño por acumulación de elementos transponibles (ET) —fragmentos de ADN capaces de “saltar” dentro del genoma— también aumenta el desorden genómico y los reacomodos cromosómicos.
Pero en Vampyroteuthis ocurrió algo muy distinto:
- Su genoma se expandió fuertemente por LINEs (un tipo de elemento transponible).
- Sin embargo, no se produjo un aumento proporcional de reordenamientos.
- De hecho, otros animales con genomas gigantes, como el pez pulmonado, muestran el mismo patrón.
Esto indica que la acumulación de ET no siempre conduce a un caos genómico. En este caso, pudo incluso ayudar a conservar la estructura ancestral.
ADN no codificante: otra pista evolutiva
El equipo también comparó regiones de ADN no codificante conservado (CNE), fragmentos que no producen proteínas pero cumplen funciones reguladoras importantes.
Encontraron que:
- Vampyroteuthis comparte más regiones conservadas con decapodiformes (más de 7,1 Mb) que con pulpos (2,5 Mb).
- Su genoma tiene un patrón de repeticiones más parecido al de los calamares modernos (dominado por LINEs y no por SINEs).
- Esto refuerza la idea de que el calamar vampiro retiene características ancestrales en sus secuencias regulatorias.
Conclusión
El calamar vampiro no solo es un animal fascinante por su biología y su brillo rojizo en las profundidades oceánicas, sino que ahora sabemos que también es una especie clave para entender la evolución cromosómica de los cefalópodos.
Su genoma conservador, a pesar de su gran tamaño, nos muestra que la evolución no siempre avanza hacia estructuras más complejas: a veces, la clave está en preservar lo esencial.