Durante mucho tiempo los investigadores dudaban sobre la prevalencia de la vida en ciertos ambientes hostiles como los volcanes y salares; sin embargo, recientemente se ha descubierto microorganismos extremófilos que sobreviven en salares andinos pese a las ‘condiciones extraterrestres’ del entorno.
En un estudio realizado por investigadores del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET), y dirigido por la investigadora María Eugenia Farías, se han aportado evidencias sustanciales que demuestran que la vida prospera en los salares con ambientes extremos del altiplano argentino y chileno.
Estos estudios publicados por primera vez durante el año 2009, reportaron la existencia de estromatolitos vivos en los salares de la Puna en los Andes centrales. Salares que poseen condiciones ambientales inhóspitas similares a las del planeta hace 3.400 millones de años.
Geográficamente el altiplano andino central se caracteriza por su gran altitud, sus cuencas cerradas que modulan las salinas y humedales salinos rodeados de desiertos, por la considerable influencia de la actividad volcánica, la radiación UV y por el alto contenido de arsénico; algo que reduce la presencia del oxígeno saturado por la alta salinidad y las fluctuaciones extremas diarias de temperatura. Haciendo de esta región ambientes muy hostiles parecidos a los presentes en otros planetas.
Sin embargo, los microorganismos extremófilos han logrado adaptarse y sobrevivir en estos ambientes hostiles para la vida, así lo revelo el estudio realizado por la investigadora María Eugenia Farías. Algo que se debe al desarrollo de biofilms, tapetes microbianos o microbialitos complejos que pueden prosperar y hasta colonizar diferentes ambientes diversos como salinas, humedales, lagos, fumarolas de volcanes, géiseres y desiertos.