Un terremoto se describe como un fenómeno físico desprovisto y repentino, el cual puede acontecer en cualquier lugar y momento en la geografía terrestre. Esto quiere decir que estos fenómenos son casi impredecibles y pueden acontecer de forma desprovista causando la mayor cantidad de daños posibles, pero algo muy diferente esta pasando en la actualidad. Un reciente estudio ha demostrado que las señales de gravedad podrían alertar rápidamente sobre grandes terremotos y salvar vidas.
El reciente estudio publicado en la revista Nature, ha demostrado que las señales de gravedad que corren a través del suelo a la velocidad de la luz podrían ayudar a los sismólogos a manejar mejor el tamaño de grandes y devastadores terremotos poco después de que golpeen, sobre la superficie terrestre. Esto es posible gracias a que los pequeños cambios en el campo gravitacional de la Tierra, creados cuando el suelo cambia, llegan a las estaciones de monitoreo sísmico mucho antes de las ondas sísmicas.
El estudio surgió cuando un grupo de investigadores europeos y estadounidenses comenzaron a explorar cómo las vibraciones de los terremotos pequeños afectan a los detectores de ondas gravitacionales como el Virgo europeo y el interferómetro láser estadounidense del Observatorio de Ondas Gravitacionales (LIGO). Muchos de los científicos trabajaron también en los sistemas de alerta temprana de terremotos, y comenzaron a pensar si los terremotos crean perturbaciones gravitacionales y cómo los podrían ser detectados.
Dentro de esta magnifica idea se encuentra un gran reto y es el de poder recoger la sacudida gravitatoria, que es mucho más débil que la de las ondas sísmicas.Por el momento se esta elaborando un procedimiento para que este método de detección pueda ser aplicado cerca de las ciudades, evitando de alguna forma un desastre futuro por los fenómenos denominados como terremotos o temblores sísmicos.