La elysia esmeralda (Elysia chlorotica). Crédito de la imagen: Patrick Krug.
Desde su descubrimiento en 1870, Elysia chlorotica se convirtió en un gran misterio debido a que podía sobrevivir alimentándose de la luz del sol por medio de la fotosíntesis como una verdadera planta.
Elysia chlorotica o la babosa esmeralda, como suele conocérsele común mente, es una pequeña especie de molusco gasterópodo opistobranquio marino. Es particularmente raro e increíble, debido a que se ha comprobado que es uno de los pocos o el único animal científicamente comprobado que sobrevive alimentándose de la luz del sol.
Las primeras impresiones de su descubrimiento daban a entender que se tratada de una especie de planta desconocida para la ciencia, debido a su extraña apariencia, muy parecida a una ancha hoja. Sin embargo, los estudios posteriores a su descubriendo revelaron que no se trataba de una extraña planta, sino de un misterioso animal.
Elysia chlorotica, es una increíble babosa de mar, que aun que superficialmente se parece a un nudibranquio, es en verdad un miembro de la rama Sacoglossa. Fue descubierta en 1870 por Augustus A. Gould en Martha’s Vineyard (Estados Unidos), donde hábitat la Costa Este del país.
Una fotografía de una Elysia chlorótica adulta (imagen cortesía de Patrick Krug).
¿Cómo se alimenta de la luz solar no siendo una planta?
Los estudios más recientes han desentrañado el misterio sobre esta increíble capacidad de la babosa esmeralda para alimentarse de la luz solar, sin ser una especie de planta.
Los investigadores han descubierto que Elysia chlorotica o la babosa esmeralda, desarrollo una estrategia muy inteligente y audaz, que hasta ahora sale a la luz.
Elysia chlorotica, para la sinterización de la luz solar se roba los cloroplastos de algunas algas que se comen y luego con ellos procesa la luz solar como una fuente de alimento.
Un increíble y, a la vez raro fenómeno llamado “Cleptoplastia”, una endosimbiosis que consiste en la asimilación de plastos por parte de aquellos organismos que no los poseen con el objetivo de aprovechar su capacidad autótrofa.
Este raro fenómeno ya se ha observado en algunos dinoflagelados y en la mayoría de los moluscos sacoglosos. En ambos sucesos los plastos son obtenidos de algas que son parcialmente digeridas.
