Un equipo de paleontologos ha descubierto una nueva especie de dinosaurio carnívoro que habitó hace 66 millones en los pirineos catalanes.
El estudio sobre el descubrimiento de la nueva especie fue publicado en la revista de fomento científico ‘Nature’, el el cual, un equipo de investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), el museo de la Conca Dellà y las universidades de Edimburgo (Escocia) y Alberta (Canadá); describen al ‘Tamarro insperatus’, una nueva especie de dinosaurio carnivoro.
El nombre Tamarro insperatus, como se bautizo la nueva especie, significa “el tamarro inesperado”, en alusión a la criatura fantástica del tamarro, típica del folclore de la comarca del Pallars Jussà (noroeste de Cataluña) y que, en el imaginario popular, es extremadamente esquiva y difícil de encontrar.
Tamarro insperatus, era un ejemplar de la familia de los troodóntidos, un grupo de pequeños dinosaurios emplumados muy extendido por Norteamérica y Asia, pero desconocido hasta ahora en Europa.
Los investigadores descubrieron la nueva especie gracias a algunos análisis realizados sobre unos restos fósiles excavados en 2003 por los paleontólogos Àngel Galobart y Rodrigo Gaete a escasos centímetros de unos restos fósiles del hadrosaurio Pararhandodon isonensis, en la region de Conca Dellà, en Cataluña.
El Tamarro insperatus y la presencia de dinosaurios carnívoros en Europa.
Según los estudios realizados sobre los restos fósiles, el ‘Tamarro insperatus’ era un animal que crecía de forma muy rápida, similar a como lo hacen las aves palaeognátidas actuales, como el avestruz o el emú.
De forma rápida en dos año, el Tamarro podría haber alcanzado su tamaño adulto, aproximadamente 1,5-2 metros de longitud y unos 20 kg de peso.
Así mismo, los investigadores creen que la presencia de este dinosaurio en la región sureña de los Pirineos Catalanes refuerza la hipótesis actual que a finales del Cretácico se sucedieron varias oleadas migratorias de dinosaurios provenientes de Asia hacia Europa. Debido a que durante el Mesozoico, la configuración de los continentes era muy distinta a la actual y Europa era un archipiélago rodeado por el mar de Tetis en donde las especies interactuaban de forma muy diferente.