Desdé los comienzos de la humanidad siempre nos hemos llenado de inquietud por conocer con plenitud nuestro entorno habitable, conocer muchas de las especies que hay en la tierra nos ha ampliado más nuestra inquietud, raros modelos de vida que presentan algunos especímenes encontrados en ambientes hostiles como el fondo abisal oceánico y bacterias que proliferan a mas de 20 metros de tierra; Son algunos de los ejemplos que nos plantean la posibilidad de estar rodeado de un universo lleno de vida inteligente, civilizaciones alienígenas que pueden llevarnos miles de años de avances en la tecnologia y la medicina, por esta razon la agencia espacial norteamericana “NASA” ha intentado contactar estás posibles formas de vida.
En los años 70, la NASA mandó al espacio varios mapas para orientar a los extraterrestres y ayudarles a encontrar nuestro planeta. En aquella época parece que la agencia espacial estadounidense no se planteaba que revelarles nuestro paradero a los alienígenas pudiera entrañar peligro alguno presentado por una invasión.
La sonda voyager fue la encargada de cumplir con esta misión. Esta, estaba compuesta por mapas y herramientas que representa ha la humanidad; frente a este hecho se han pronunciado algunos de los participantes de la mision:
“Teníamos que poner algo en la sonda Voyager que dijera de dónde venía y cuánto tiempo había estado viajando”, comentó el diseñador del mapa, Frank Drake.
Para facilitar la comprensión del mapa, los científicos utilizaron como indicadores los púlsares, estrellas de neutrones que giran a una gran velocidad y emiten pulsos muy intensos de radiación electromagnética.
Cada pulsar es único y tiene una vida de miles de millones de años, lo que los convierte en puntos de referencia ideales. Por eso Drake creó un mapa en el que aparecían una decena de estos fenómenos celestes junto a la imagen de dos seres humanos, un hombre y una mujer, para que los alienígenas nos reconocieran cuando visitaran nuestro planeta.
Dos copias del mapa fueron enviadas con las sondas Pioneer 10 y Pioneer 11 en los años 1972 y 1973 respectivamente. Mapas similares también fueron puestos dentro de la Voyager 1 y la Voyager 2, lanzadas en 1977 en busca de contactar vida alienígena.