Mesoamérica significa “América media”. Este término se propuso para referirse a un espacio cultural que abarca desde la parte meridional de México hasta Costa Rica, el cual se diferencia de otras regiones por la forma de vida de sus pobladores, su clima y su geografía. Mesoamérica es un espacio de climas y paisajes variados, como valles, bosques, costas, pantanos y selvas. Sus tierras son húmedas y fértiles, adecuadas para la agricultura, además hay numerosos lagos y ríos. Aún con esa diversidad, los habitantes de la región tenían ciertas características en común, por ejemplo, sus sociedades se organizaban en grupos con diferentes funciones e importancia. Por una parte los gobernantes, divididos en jefes religiosos y militares, y, por otra, artesanos y campesinos. Esta división social se manifestó en los palacios, templos, habitaciones y espacios urbanos en los que los gobernantes vivían. Su dieta constaba de maíz, frijol, chile, calabaza, aguacate y cacao. Hicieron importantes obras para controlar y aprovechar el agua de lluvia, ríos y lagos. Su religión era politeísta tenían creencias religiosas que combinaban con conocimientos de astronomía, matemáticas, ingeniería, arte, escritura y medicina. Además destacan los basamentos escalonados y edificaciones que construyeron en las ciudades para el ritual de juego de pelota. Inventaron un sistema de numeración con base vigesimal y su escritura era ideográfica, es decir, dibujaban símbolos que representaban ideas. Se regían por dos calendarios diferentes: el de 365 días para las actividades agrícolas y el de 260 para sus creencias religiosas. Con sus mitos intentaron explicar la complejidad del mundo natural y el humano, tratando de preservar la armonía entre ambos.
Por los registros que se tiene se sabe de la existencia de civilizaciones que habitaron estos territorios mesoamericanos, fueron los olmecas, mayas y aztecas.
- La agricultura la basé de la economía.
Fue el maíz la base de la alimentación de los mesoamericanos durante la época prehispánica y sigue jugando ese papel en las naciones modernas que actualmente ocupan el área. La milpa, por su lado, el sistema que se ha utilizado tradicionalmente para el cultivo de la gramínea en la región.
El cultivo de Zea mays fue uno de los elementos originales incluidos por Kirchhoff en el complejo mesoamericano. Buscando los orígenes de la agricultura, Richard MacNeishse internó en las secas tierras de la sierra de Tamaulipas y descubrió en la cueva de La Perra los restos de un maíz primitivo que fue datado en 2500 a. C. Siguiendo sus investigaciones hacia el sur, llegó al valle de Tehuacán donde consideró que podrían existir las condiciones para albergar testimonios que dieran luz a los procesos que llevaron a la domesticación de vegetales y al desarrollo de la agricultura en Mesoamérica. Los descubrimientos de MacNeish en las cuevas de Tehuacán aportaron evidencias que apoyaron la hipótesis del origen mesoamericano del maíz.
El maíz fue domesticado alrededor del año 5000 a. C., probablemente a partir del teocintle, y llegó a ocupar un papel esencial en Mesoamérica. En esta región se conocen varias decenas de variedades adaptadas a las condiciones climáticas de las diversas regiones mesoamericanas. Estas especies pueden agruparse en dos grandes grupos, llamados alianzas. La alianza ístmica agrupa las variedades originarias de Oaxaca, la Mixteca y la península de Yucatán; la alianza del Balsas-Occidente de México comprende razas propias de la depresión del Balsas, Chiapas, la Tierra Caliente y Jalisco. Los dominios de estas alianzas se sobreponen casi siempre con los territorios étnicos de las naciones de habla otomangueana. Este hecho, sumado al dato glotocronológico que indica que la protolengua con el léxico relativo al maíz con mayor antigüedad es el proto-otomangue, apoyan la hipótesis que los ancestros de estos pueblos estuvieron relacionados con la domesticación del maíz.