Recientemente, durante labores de salvamento en la colonia Guerrero, la Ciudad de México reveló nuevos vestigios del pasado prehispánico que podrían ayudar a corroborar los límites del islote de Tlatelolco, un punto clave en la historia mexica. Especialistas del INAH han descubierto tres entierros humanos, un tlecuil (fogón) de piedra y cerámica de estilo Azteca III, asociados a la última ocupación de Tlatelolco en el periodo Posclásico Tardío (1325-1521).
El hallazgo
Durante la excavación de un predio cercano a la “Zona Arqueológica de Tlatelolco”, los arqueólogos han identificado tres etapas de ocupación, con elementos que muestran la interacción humana en distintos momentos. Estos vestigios permiten vislumbrar cómo las personas se asentaban entre Tlatelolco y el barrio Atezcapan, actual Lagunilla. Además, la ausencia de lecho lacustre en el área refuerza la idea de que los habitantes vivían sobre tierra firme.

Los entierros
En el sitio se hallaron tres entierros humanos: uno corresponde a un infante de entre 2 y 5 años, acompañado de una copa ceremonial de estilo Texcoco; otro a un neonato de entre 0 y 3 meses, y el tercero a un subadulto de entre 12 y 15 años, en una tumba cuidadosamente dispuesta. Estos hallazgos aportan una valiosa información sobre las prácticas funerarias y las costumbres de los tlatelolcas.
Vida doméstica
El tlecuil hallado en el lugar es prueba de que los habitantes de este espacio tenían una vida doméstica organizada. Este fogón de piedra, junto con fragmentos de cerámica y herramientas, sugiere que esta unidad fue habitada por una familia de clase media o alta, capaz de acceder a objetos decorativos y utensilios de mayor calidad.
Este descubrimiento no solo ilumina la vida cotidiana de los tlatelolcas, sino que también arroja nuevas luces sobre la expansión y los límites territoriales de Tlatelolco antes de la llegada de los conquistadores. Un paso más en la comprensión de nuestra historia.