Caminando sigilosamente en medio de la selva tropical en lo que hoy es Colombia, una misteriosa y terrorífica ave con grandes ojos causo pavor entre las especies que compartían ecosistemas durante el Mioceno.
Los pájaros del terror como se les ha denominado, son una especie extinta de aves corredoras altamente diversificadas que desempeñaron el papel de depredadores de ápice durante la mayor parte del Cenozoico en las selvas tropicales del norte de Sudamérica, específicamente en Colombia.
Aparte de su tamaño que era considerablemente grande y sus ojos ovalados, estas aves pertenecientes al grupo de los Phorusrhacidae, también tenían un cuello sumamente flexible y bien desarrollado que le permitía sostener su pesada cabeza y golpear con una gran velocidad y poder a sus víctimas.
El nuevo ejemplar de Phorusrhacidae que alcanzó los 3,6 metros de altura y pesaba unos 156 kilogramos, podía correr a una super velocidad de 50 kilómetros por hora, lo cual le hacia mas aterradora para sus presas.
Por la descripción de los restos fósiles, los investigadores también han determinado que el nuevo Phorusrhacidae pudo haber vivido hace más de 12 millones de años y era un feroz depredador que podía usar una combinación de patadas y picoteos, para atacar a sus presas más grandes. Usando su pico como un hacha para golpear o herir órganos vitales.
Según un nuevo informe científico en la revista Papers in Palaeontology, el descubrimiento de la nueva especie se dio en un yacimiento paleontológico de la localidad de La Venta, en el Desierto de la Tatacoa, Colombia, en la Formación La Victoria, específicamente en la capa conglomerática de Chunchullo Beds, perteneciente al Mioceno Medio. Algo que resulta muy interesante debido a que extiende considerablemente el habita de estas aves en todo el subcontinente sudamericano.
El fragmento del tibiotarso distal izquierdo representa el registro más septentrional de este grupo para América del Sur y puede corresponder al ave del terror más grande que haya existido.
Sugiriendo de igual forma que las aves del terror también podrían haber habitado ecosistemas más tropicales con frondosas selvas, lo que proporciona evidencia de que fueron depredadores de ápice en paleocomunidades tropicales.
Las investigaciones paleontológicas continúan en el sitio del hallazgo mientras surgen más información relevante al descubrimiento que explica más detalles del cómo pudo ser el Mioceno Medio en el norte de Suramérica.