Siglos de intensa sobrecacería, la fragmentación de hábitats y otros factores, los huemules fueron confinados a las altas montañas andinas y perdieron así sus tradiciones migratorias, colocándolos en un estado muy crítico de la extinción.
Ahora, un grupo de científicos argentinos, liderados por especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), quiere salvar a los Huemules (Hippocamelus bisulcus), la increíble y fantástica especie de siervo mas austral del mundo.
Los investigadores pretenden rescatar del abismo de la extinción al huemul apoderándose de una estrategia conservacionista que nació gracias a amplios estudios históricos, arqueológicos y biológicos.
La estrategia para salvar de la extinción a los Huemules (Hippocamelus bisulcus).
En noviembre de 2022 nació “Shehuen”, el primer huemul que nace en la “Estación de Rehabilitación y Recría Shoonem” en la Provincia de Chubut. Un hecho que lleno de optimismo a los conservacionistas después de años de incertidumbre.
En diciembre de 2023 nació “Ñire”, la segunda cría que nace en la “Estación de Rehabilitación y Recría Shoonem” en la Provincia de Chubut. Un hecho que no solo lleno de optimismo a los conservadores, sino que les dio un aliento de esperanza para salvar la especie en peligro de extinción.
Y el 15 de enero del año en curso (2024), nació “Alhuen”, la tercera cría que nace increíblemente en la “Estación de Rehabilitación y Recría Shoonem” en la Provincia de Chubut.
Estos magníficos nacimientos han llenado de esperanza e ilusiones a los investigadores que ahora sienten un aire de seguridad en que si se podrá salvar al siervo mas austral del mundo del abismo de la extinción.
Reintroducir a los huemules en sitios representativos de su hábitat original.
Esta estrategia es la luz de esperanza que encuentran los investigadores y conservacionistas para salvar a esta especie frágil que migro en manadas por las praderas más australes de Sudamérica.
Hoy en día, en Argentina, solo quedan entre 300 y 500 ejemplares fragmentados en unos sesenta grupos y confinados en las zonas altas (algunas situadas en áreas protegidas) de las montañas andinas a lo largo de 1800 kilómetros.
Múltiples evidencias demuestran que en el pasado los huemules migraban estacionalmente pasando de zonas andinas boscosas, clasificadas como veranadas, a regiones no boscosas (praderas y estepas) de la península patagónica durante los inviernos.
Con la reintroducción en estos antiguos habitas de la especie, los investigadores del CONICET buscan que se acelere la reproducción de la especie al recuperar su habito migratorio.
Como primero se planea reintroducir a los huemules en parques nacionales o provinciales, y también campos privados que reciban incentivos para apoyar a una futura convivencia con los huemules.
Poder habitar en esas regiones permitirá a los huemules vivir de manera más saludable y por más tiempo, lo que se traduciría en un aumento de las tasas de su reproducción y crecimiento poblacional.
El estudio que busca salvar a los huemules, los siervos más australes del mundo fue publicado en la revista “Conservation”.