El Cretácico superior estuvo habitado por criaturas increíbles e impresionantes. Criaturas que en nuestros días podrían ser la encarnación de los dragones de las películas de ficción, como es el caso del Quetzalcoatlus northropi, el animal volador más grande que vivió en la Tierra.
Quetzalcoatlus northropi, es un género extinto de pterosaurios pterodactiloideos del Cretácico superior en Norteamérica que vivieron hace unos 66 a 68 millones de años. Un miembro de los azdárquidos, una familia de avanzados pterosaurios sin dientes con cuellos rígidos e inusualmente largos que en sus tiempos representaron los mayores animales voladores que surcaron los cielos de la tierra.
En la actualidad tenemos conocimiento de este animal gracias a unos restos fósiles que nos cuentan alguna información de su historia natural. Se sabe que tenía un pico muy agudo y afilado, contrariamente a las primeras reconstrucciones que mostraban un hocico romo, basadas en la inadvertida inclusión de material de la mandíbula de otra especie de pterosaurio, posiblemente de un tapejárido o de una forma relacionada con Tupuxuara.
Los estudios recientes estiman que los mayores fósiles de Quetzalcoatlus presentaban una envergadura de 10 a 11 metros y un peso de 200 a 250 kilogramos. Representando de esta forma los animales voladores más grandes de los cuales tengamos conocimiento hasta el momento.
Quetzalcoatlus northropi, habito y tuvo mucho éxito en Norteamérica, en lo que hoy en día es el estado de Texas (EE.UU.). Se alimentaba como los actuales rayadores, atrapando peces en vuelo mientras surcaba las olas con su pico.