Un equipo de investigadores se sorprendió con los resultados arrojados por algunos análisis realizados sobre bacterias extraídas del fondo marino que no pudieron ser identificadas por el sistema inmunológico humano.
El estudio publicados en la revista de fomento científico ‘Science Immunology’, Fue realizado por un equipo internacional de investigadores que se sumergió en las profundidades del océano Pacífico para extraer un grupo de bacterias que hasta el momento no han podido ser detectadas por el sistema inmunológico humano, lo cual contradice la hipótesis que sugiere que las células inmunológicas son capaces de detectar cualquier agente extraño que ingrese al cuerpo de una persona.
El equipo de investigadores se sumergió en las profundidades marinas cerca de las costas de las Islas Phoenix, un área protegida de Kiribati en el océano Pacífico, en donde a unos 4.000 metros de profundidad tomaron mediante control remoto muestras de agua, de esponjas, estrellas marinas y de sedimento; de las cuales lograron extraer y cultivar en laboratorio un total de 117 especies distintas de bacterias.
Los investigadores seleccionaron 50 tipos distintos de estas bacterias para medir la respuesta inmunitaria de ratones y humanos, descubriendo al final qué el 80 % de estas bacterias, en su gran mayoría del género ‘Moritella’, resultaron “invisibles” e “indetectables” para las células especializadas del sistema inmunológico humano.
Algo sorprendente que se debe a la forma como están constituidas estas bacterias. Los científicos creen que la estructura celular de estas están constituidas en cadenas de lípidos de las moléculas de lipopolisacáridos de la pared celular, haciéndolas más largas que las halladas en las bacterias terrestres.
De esta forma se hacen indetectables por el sistema inmunológico humano debido a que este emplea las cadenas de lípidos de las moléculas de lipopolisacáridos de la pared celular en los organismos terrestres para identificar a los patógenos.
Este hallazgo cambia radicalmente muchos de los conceptos planteados frente a la hipótesis que sugiere que las células inmunológicas son capaces de detectar cualquier agente extraño que ingrese al cuerpo de una persona, demostrando que nuestro cuerpo también puede presentar fragilidad frente a microorganismos de ambientes extraños.