Un descubrimiento accidental ha revelado las extraordinarias dimensiones que pudieron albergar algunos peces en la prehistoria, algunas de las cuales pudieron igualar a los tiburones.
El descubrimiento realizado por un equipo de paleontologos entre los elechos de fosfato de Oued Zem en un yacimiento de Marruecos reveló como hace 66 millones de años algunos peces murieron y se conservaron perfectamente; pero en especial, un gigantesco pez del tamaño de un tiburón.
El fósil del pez parecido a un celacanto del tamaño de un tiburón.
Los paleontologos extrajeron de un bloque de tierra de los elechos de fosfato de Oued Zem, después se dieron cuenta que iban cortado accidentalmente un animal marino debido a que en el bloque sólo tenían un pulmón.
Por medio de análisis y datación de carbono, determinaron que pertenecía a un ejemplar de celacanto. Un animal marino que vivió hace 66 millones de años.
Los celacantos o celacantimorfos, son peces de aletas lobuladas que aparecieron hace unos 400 millones de años en el período Devónico.
Por los hallazgos fósiles, los celacantos fueron considerados como extintos desde el período Cretácico; sin embargo en 1938 se halló un ejemplar vivo en la costa oriental de Sudáfrica y luego en la isla Célebes de Indonesia.
El gran tamaño de los celacantos en los mares prehistóricos.
Lo que más ha sorprendido a los investigadores es el gran tamaño del pez. En la actualidad, estos peces pueden alcanzar el metro y medio de longitud y pesar más de 68 kg, con coloraciones variables entre parduzco (el asiático) y azul intenso (el africano).
Sin embargo, los científicos estiman que este celacanto prehistorico hallado en Marruecos pudo haber medido hasta 5 metros. Algo que sugiere que estos pudieron albergar grandes tamaños en los mares de la prehistoria.
A pesar de que este órgano fósil sucito una gran discusión por el tamaño que pudo tener el pez, los investigadores también concibieron una gran inquietud sobre que pudo haber pasado con el resto del celacanto.
Junto con los órganos del pez los investigadores encontraron restos fósiles de otros animales marinos, lo cual, sugiere para algunos científicos que alguno de los depredadores del Cretácico se lo pudo haber comido, algo que sucede normalmente en las cadenas alimenticias; cerrando este enigma nacido con el descubrimiento accidental de los restos fósiles del gigantesco celacanto.
Imágen superior (Un ejemplo de cómo se ve un celacanto fósil de pez completo). Foto: Universidad de Portsmouth.