El descubrir vida en marte cada día cobra más importancia para la comunidad astronómica internacional y mucho más ahora que una nueva investigación realizada por un equipo internacional de investigadores ha descubierto más evidencias que nos demuestran que el planeta marte hace miles de millones de años atrás fue un lugar muy similar a la tierra ya que grandes ríos fluyeron en su superficie.
Según el nuevo estudio publicado en la revista de fomento científico “Nature Communications”, realizado por astronomos de la Agencia de la Aeronautica y el Espacio Norteamericano (NASA), mediante el análisis de imágenes de alta resolución de la cámara HiRISE a bordo del Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA; los investigadores han podido determinar la existencia de grandes ríos que fluyeron por la superficie del planeta Marte.
Los investigadores que utilizaron las imágenes de la cámara HiRISE a bordo del Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA, transformaron las imágenes en mapas topográficos en 3D de Hellas Basin en Marte, uno de los cráteres de impacto más grandes de nuestro sistema solar. En el cual se hallaron depósitos de sedimentos.
Estos depósitos sedimentarios hallados por los investigadores son de unos 200 metros (656 pies) de altura, aproximadamente el doble de la altura de los Acantilados Blancos de Dover y 1,5 kilómetros (0,93 millas) de ancho. Convirtiéndose así en una de las evidencias más fuertes que prueban que hace miles de millones de años grandes ríos corrieron por estos lugares en el planeta rojo.
Estas evidencias de antiguos ríos marcianos incrementa aún más las expectativas de conseguir alguna forma de vida que hallan coexistido en estos ambientes fluviales hace miles de millones de años en el planeta Marte. Por lo cual, los investigadores continúan con sus investigaciones con el fin de determinar cómo afectaron estos antiguos ríos la superficie de marte y cuál fue su papel en el medio ambiente.
La impresión de un artista de cómo se veía Marte hace unos cuatro mil millones de años, con un océano en su hemisferio norte. Crédito: ESO / M. Kornmesser.