Una de las acciones más cuestionadas por los seres humanos en nuestro día a día es el mentir para justificar muchas de las acciones que realizamos al actuar sin control. Como es el caso de las mentiras que solemos llamar como piadosas dichas cuando queremos enmendar algunas situaciones para las cuales no vemos solución o cuando queremos salir de alguna situación determinada de la forma más rápida y sin muchas implicaciones; Bueno, mentiras piadosas pero que pueden cambiar nuestra percepción de la realidad.
Las mentiras son consideradas técnicamente como declaraciones realizadas por una persona que sabe, cree o sospecha que es falsa en todo o en parte, esperando que los oyentes le crean, de forma que se oculte la realidad o la verdad en forma parcial o total. Esta puede ser realizada mediante la comunicación cuando uno busca engañar con sus palabras o al de las actuaciones cuando uno finge algo contrario a lo que siente o a lo que es la realidad.
Muchas personas utilizan las mentiras como medio de manipulación en sus trabajos para obtener beneficios o rentabilidades, otros para estar por delante de las demás personas en cuanto a la realidad en algún aspecto determinado y otros las utilizan simplemente en su día a día para estar bien con las demás personas cuando fallan en algo.
Algo que implica la mentira en muchas personas son los juicios morales, muchas personas se autoevalúan después de haber dicho una mentira y se hallan con un mar de pensamientos que los hacen sentir bastante mal, pero a otras personas no se encuentran con estos juicios morales ya que los reconocen como limitaciones para sus habilidades en sus labores diarias. Sin embargo, estas dos formas de ver las mentiras no tienen mucha implicación en los efectos que estas generan sobre la realidad en el cerebro humano.
La mentira y nuestra percepción de la realidad.
El cerebro humano está programado para brindarle las órdenes de locomoción al resto del cuerpo humano, también está programado para evaluar las situaciones presentes del medio ambiente y proyectar como la persona actuará para su beneficio bajo ciertos parámetros naturales. Las mentiras son también señales de información arrojadas por el cerebro como respuestas rápidas a varias situaciones en las que deseamos mentir, pero tienen sus consecuencias cuando se aplican de forma repetitiva.
Cuando un ser humano utiliza el hábito de mentir repetitivamente, también está programando su cerebro para que evada ciertas situaciones reales del medio ambiente, por lo cual esta acción de forma repetitiva genera un cambio en la percepción natural del cerebro frente a la realidad o al medio ambiente.
Libre de juicios morales y de patrones de conductas, las mentiras tienen una fuerte influencia en el cerebro humano, por lo cual nuestra percepción de la realidad puede verse afectada. Tal es el caso de una persona sentirse triunfadora cuando es un fracaso, otras personas que se sienten estéticamente más presentadas que las demás personas mientras carecen de estética.
De alguna forma u otra, la mentira tiene una fuerte influencia en nuestro cerebro y por lo tanto también influyen en la forma como nosotros vemos la realidad o percibimos el medio ambiente natural en el cual nos encontramos en un momento determinado.