Una de las predicciones del mundo antiguo nació en la civilización Babilónica, actual Bagdad. Los babilónicos creían y afirmaban la existencia de otra civilización mucho más avanzada que la nuestra, a quienes consideraban como Dioses; Los antiguos moradores de la gran Babilonia creían firmemente que sus avances en la astronomía y las ciencias eran transmisión de conocimiento de los ANUNNAKIS, una civilización que realizaba viajes interplanetarios y los asociaban con la existencia de un planeta llamado Nibiru.
Nibiru, para los babilonios, era un cuerpo celeste asociado con el dios Marduk. Nibiru significa “lugar que cruza” o “lugar de transición”. En muchos textos babilonios se identifica con el planeta Júpiter, aunque en la tablilla 5 de la Enûma Elish se asocia con la estrella polar.
Aunque en algunos círculos esotéricos se ha propuesto que Nibiru es un planeta más allá de Neptuno que cruza las órbitas del resto de planetas, la comunidad científica niega tajantemente la existencia de un planeta así, y ha realizado múltiples declaraciones en este sentido. Para los astrónomos, “las persistentes declaraciones acerca de un planeta cercano pero invisible son simplemente absurdas”.
Algo muy paradójico sucede en los foros científicos, en donde se alerta sobre una estrategia habitual para confundir y alimentar el mito de la existencia de este planeta, consistente en relacionar el planeta ficticio Nibiru con cualquier comentario acerca del Planeta X o con el planeta enano Eris.
La posible existencia de este planeta es algo que mantiene en vilo a la comunidad astronómica internacional y más cuando se asocia este posible cuerpo planetario con las diferentes profecías escritas en la biblia, como es el caso del fin del mundo para este 17 de septiembre. El supuesto profético evento astronómico ocurrirá este sábado 23 de septiembre y según un autoproclamado científico cristiano se concretará cuando el planeta llamado Nibiru se estrelle contra la Tierra. Debido a los eventos ocurridos en los últimos meses en la política internacional y los últimos eventos físicos como el reciente eclipse solar total, ha generado una serie de hipótesis sobre la posibilidad de que el mundo comenzará a acabarse este sábado 23 de septiembre.
El autoproclamado investigador cristiano David Meade, así como el sitio web también cristiano Unsealed, han promovido esta nueva fecha apocalíptica del fin del mundo. Meade, que escribió el libro “Planet X, The 2017 Arrival”, cree que el planeta “secreto” Nibiru, es decir Planet X, chocará o casi se estrellará contra la Tierra, causando una destrucción catastrófica.
Esta idea ha tomado fuerza además por unos cálculos de la lógica numérica que tiene su origen en la biblia. Meade asegura que el número clave es 33: “Jesús vivió 33 años. El nombre Elohim, que es Dios en judío, fue mencionado 33 veces (en la biblia)”, aseguró al diario The Washington Post, el propio “investigador”.
Y el 23 de septiembre ocurre 33 días después del eclipse total de Sol del pasado 21 de agosto, lo que el propio Meade cree que es un presagio. A esto agrega que el eclipse representa la “luna negra” que ocurre cada 33 meses y que este pasado eclipse total de Sol ocurre “cada 33 años”.
Esta predicción bajo estos cálculos numéricos es la base para la nueva oleada de predicciones que afirman sobre el fin del mundo, además asocian los recientes huracanes y temblores con este próximo evento apocalíptico que se dará este 23 de septiembre.