Recordar que el cambio climático es una amenaza para nuestra humanidad no es tan difícil y más cuando los efectos de este fenómeno se manifiestan de forma triste y desalentadora.
Los inuit se les denominan a los distintos pueblos esquimales que habitan las regiones árticas de América. Estos pueblos tienen sus orígenes en Siberia, al noreste de Asia. Sus antepasados esquimo-aleutianos cruzaron el estrecho de Bering y se asentaron también en Norteamérica. Podemos considerarlos los verdaderos conquistadores de estas tierras continentales desde hace más de 1000 años aproximadamente cuando surgió en Alaska la cultura Thule, origen del pueblo inuit, que se extendió rápidamente hacia el oriente, a lo largo de la región del Ártico. Los inuit llegaron a Groenlandia hacia el 1300 y a Labrador hacia 1500, sustituyendo a la cultura Dorset en todo el territorio que ocupaba al norte de la línea arbolada del Ártico, con excepción de la isla Coats y algunas islas vecinas en la bahía de Hudson, en las cuales habitaron los Sadlermiut hasta 1903.
Los pueblos inuit han soportado la vida del Ártico durante miles de años y tienen una gran experiencia para poder sobrevivir en el hielo. Viven en las tundras del norte de Canadá, Alaska y en Groenlandia. Se calcula que viven en esta región unas 100 000 personas. Desarrollan una vida nómada, siguiendo las migraciones de los animales que cazan, entre los cuales pueden destacarse los caribúes, osos, ballenas y focas. De estos y otros animales aprovechan todas las partes posibles para alimentarse, abrigarse, construir viviendas y herramientas para cazar. La caza de focas y la pesca les permiten conseguir alimentos incluso en el crudo invierno del Ártico.
En los últimos años el avance del calentamiento global en las zonas árticas ha dejado muchas regiones en un cambio repentino y total lo que les impide a estos pueblos adaptarse y buscar la forma de sobrevivir. Sus habituales cotos de cacerías han sido modificados por el retroceso de los glaciares. La abundancia de las focas también ha disminuido y con ello el abastecimiento de un alimento seguro y del abastecimiento de grasas que encontraban los inuit en estas.
Los habituales caminos utilizados por estos pueblos sobre la nieve han sido modificados por el derretimiento más rápido del hielo. El perro de trineo siempre ha tenido un papel importante en la vida inuit. Sobre la nieve o el hielo, un equipo de perros arrastra el qamutik, un trineo hecho de madera, huesos de animales, barbas de la boca de una ballena e incluso pescado congelado. Esta es la típica vida de los pobladores inuit, pero realmente hasta poco se está enfrentando al calentamiento global.
Otro factor que influye mucho en la amenaza de la subsistencia de los pueblos inuit es el fuerte proceso de globalización. Este proceso está produciendo un cambio en sus formas de vida originarias, aunque siguen practicando algunas de sus costumbres, como la caza de focas. Sin embargo, las mismas cuestiones políticas se plantean en lo que concierne a los inuit y a los amerindios.
Los problemas presentados por los pueblos inuit no dejan de aumentar mientras aumentan los efectos del calentamiento global. Realmente es triste la situación que sufren estos pueblos y nuestra humanidad, el conocimiento de los pueblos inuit sobre el clima del Ártico es indispensable para curar algunas heridas generadas por el fenómeno del calentamiento global que azota nuestra civilización y en este caso amenaza directamente la existencia de los pueblos inuit.