El dodo o dronte, científicamente conocido como Raphus cucullatus, es una especie extinta de ave columbiforme de la subfamilia Raphinae. El Dronte era un ave no voladora endémica de las islas Mauricio, situadas en el océano Índico (a 900 km de la isla de Madagascar). El dodo, así como otras aves del océano Índico, entre ellas el solitario de Rodrigues (de la isla Rodrigues), estaba relacionado con las palomas que habían dejado de volar para volverse terrestres.
La extinción del dodo a finales del siglo XVII, lo ha convertido en el arquetipo de especie extinta por causa de seres humanos.
Los datos históricos sobre la colonización de etos territorios demuestran que el ser humano llegó a su hábitat en el siglo XVI. Las primeras noticias que se tuvieron en Europa del ave parecen datar de 1574; en 1581 un conquistador español llevó un ejemplar a Europa. Los descubridores portugueses llamaron “dodo” o estúpido al ave en el habla coloquial portuguesa, este nombre se le dio a este ave por su torpeza y la facilidad con que podía ser cazada (el dodo evolucionó sin ningún contacto con seres humanos, por lo que no los veía como una amenaza). También se le ha llamado dronte, una denominación algo más científica.
La llegada del hombre acarreó la propagación de nuevas especies en la isla, incluyendo cerdos, macacos cangrejeros, perros, gatos y ratas, la aparición de nuevas enfermedades y la propia destrucción de los bosques, de los cuales dependía en gran medida la subsistencia del dodo. Se estima que el saqueo de sus nidos por parte de las nuevas especies tuvo un efecto más devastador que el de la caza. Como consecuencia se produjo la completa extinción de esta ave un siglo después de la llegada de seres humanos a la isla.
El último ejemplar fue visto por última vez en 1662,10 aunque existe un avistamiento por parte de un esclavo escapado en 1674, y se estima que debió de existir hasta 1690.
Descripción.
Debido a su temprana extinción, es difícil tener una descripción precisa del dodo. Las que hay se basan por un lado en las descripciones y dibujos antiguos, y por otro lado en los esqueletos y restos encontrados,6 uno de los cuales se preserva hoy en su posible postura natural. Como adaptación a la vida en la isla, los dodos perdieron la capacidad de vuelo, y con ello sufrieron también una fuerte regresión en la musculatura y de sus ligamentos en el esternón, además de una transformación en el plumaje, que se volvió filamentoso; la cola se acortó extraordinariamente y quedó provista de solo unas pocas plumas arqueadas y fijadas débilmente.
Partiendo de esto, se puede decir que el dodo era un ave de aproximadamente un metro de altura, de plumaje grisáceo y con un peso, que de acuerdo a análisis realizados en 2012, rondaba los 10 kg; sin embargo otras publicaciones estiman un rango de entre 9.5 y 17.5 kg.
Su pico era muy largo (23 cm) y con una punta en forma de garfio que probablemente le permitía romper las cortezas de los cocos. Sus patas eran amarillas y robustas, con unas cuantas plumas rizadas en su parte de atrás. Tenía unas alas muy pequeñas, que unidas a su gran peso y un esternón insuficiente para soportarlo le hacían incapaz de volar.
La imagen tradicional del dodo es la de un ave gorda y patosa, de ahí que se le pusiera como primer nombre científico Didus ineptus, pero esta visión ha sido puesta en duda en tiempos recientes. Hoy en día, la opinión general de la comunidad científica es que los viejos dibujos del dodo retrataban a ejemplares cautivos que habían sido sobrealimentados. Las crónicas de la época hablan de su gran apetito, lo que seguramente en cautividad y con comida disponible causara su sobrepeso.
Mauricio tiene una estación seca y otra húmeda bien contrastadas, con lo que probablemente al final de la estación húmeda, el dodo, acumulara una buena cantidad de reservas de grasa, que le servirían para la temporada seca, cuando la comida fuera escasa. Estos animales anidaban en el suelo.