En el municipio de Laquín perteneciente al departamento de Alta Verapaz en Guatemala se encuentra Semuc Champey, un enclave natural en medio de un espeso bosque tropical. Este espectáculo natural se encuentra marcado por un puente natural de piedra caliza de unos 300 metros de largo por el cual fluye el río Cahabón y en cuyos alrededores se encuentran una gran cantidad de pozas de 1 a 3 m de profundidad, cuyo color verde turquesa cambia a lo largo del año variando con el clima, el sol y otros factores naturales.
Este lugar es visitado por miles de turistas de todo el mundo a lo largo del año, revelando su esplendor y majestuosidad en su formación. Al final puede observarse al río Cahabón como se interna en una caverna de piedra caliza, área muy peligrosa para acercarse dentro del río por la fuerza del agua, sólo se permite observar a distancia este fenómeno geográfico natural.
Este majestuoso destino turístico fue declarado en 1999 Monumento Natural por el entonces presidente de la República de Guatemala, Álvaro Arzú Irigoyen y se encuentra muy próximo geográficamente al Parque Nacional Grutas de Lanquín con el que comparte un centro de visitantes para dar cobertura al turista.
Debido al bosque subtropical que rodea al lugar, la misma cuenta con una enorme riqueza ecológica, entre la que se han identificado más de 100 especies de aves; 34 de mamíferos, 25 de reptiles y anfibios; y 10 de peces además de más de 120 especies distintas de árboles. Consta con un mirador a más de 50 m de altura para observar los 350 m de largo de las pozas naturales que conforman “Semuc Champey“, con cataratas de hasta 40 pies de alto y todas las pozas alimentadas por riachuelos del lugar.
El secreto del color característico de este increíble destino turístico se encuentra en su formación. Las famosas terrazas de travertino de Semuc Champey se formaron por la riqueza de elementos en el agua como el bicarbonato de calcio que al calentarse producen carbonato de calcio en forma de toba calcárea, esto hace que los cristales de carbonato de calcio se adhieren a los microorganismos que hay en el agua, precipitándose y litificandose para ir consolidando las terrazas de travertino. El color del agua es un efecto refractivo debido a la presencia de sedimento y no de contaminación.